EL TIBURÓN Y SU TÉCNICA DE PESCA (II)

LA ESPERA 

Si en el gran fondo nuestras presas eran pequeños tiburones de profundidad, con ésta, y la siguiente técnica –el Trolling- vamos a ir a por los grandes tiburones pelágicos, los “tiburones de verdad”. 

El equipo necesario es radicalmente distinto al que mencionábamos para la captura de los escualos de fondo, y dependerá del tamaño que lleguen a alcanzar los escualos en nuestras zonas de pesca. Por lo general, caña, carrete y nylon, pueden ser perfectamente de 50 libras, pudiendo enfrentarnos sin problemas a ejemplares de hasta 200 kilos. Hay que tener en cuenta que, por lo general y exceptuando dos especies concretas (Zorro y Marrajo), los escualos ofrecen menos resistencia a la caña que los túnidos o los espadas y marlins. Por tanto, no es necesario un macro-equipo de 130 libras. Eso sí, cuando el escualo presentará batalla “a por todas” será cuando esté a la banda del barco, a “tiro” del gancho, que es cuando debemos tomar las máximas precauciones. 

Por poner un ejemplo, hasta hace dos temporadas, pescábamos el tiburón –normalmente “cornudas” o pez martillo- con el mismo equipo que los grandes picudos; el resultado es que los combates duraban entre 30 y 45 minutos para un “bicho” de unos 150 kilos, y que además, llegaba a la banda muy “entero”, con mucha fuerza todavía, y que oponía una fuerte resistencia al gancheo. Este año cambiamos la táctica, y practicamos la pesca con equipos de 50 libras, y en “Stand-Up”, renunciando al uso de la silla de combate; el resultado han sido unos combates mucho más espectaculares, más igualados, más deportivos y satisfactorios, sin que haya disminuido el índice de capturas. Como recomendación personal, el mejor equipo es el que incluye una caña 50/80 libras, es decir acción (flexibilidad) de caña de 50 y resistencia de 80, con mango corto para Stand-Up. 

En cuanto al carrete, cualquiera es bueno; no es necesario desembolsar una fortuna en un Shimano-Tiagra de dos velocidades, o marcas similares (Gladiator, Everol, Albacora, etc…); los viejos “Penn Senator” 9/0, ó 12/0 son perfectamente válidos. Si ya tenemos un carrete de alta gama, mejor que mejor, pero si lo vamos a adquirir expresamente, con los “Senator” es más que suficiente.  

Como ya se ha dicho antes, esta pesca la practicaremos en zonas de paso de especies pelágicas, proximidades de cañones o afloramientos submarinos; en general, cualquier sitio donde tengamos noticias de que ha habido presencia de túnidos, bancos de sardinas o jureles. No es mala idea intentar informarnos por los pescadores profesionales, de las zonas donde se está capturando bonito, sardina o caballa en esos días. 

En cualquier caso, sea donde sea que decidamos tentar a la suerte, la verdadera clave del éxito está en el sistema de atracción que empleemos; Y con los tiburones, la mejor forma de atraerlos, es con sangre. Para que os podáis hacer una idea del poder de atracción de la sangre sobre los escualos, la IGFA (International Game Fishing Association= Asociación Internacional de Pesca de Altura) No homologa los “Récords” de escualos obtenidos, cuando han sido atraídos mediante la utilización de Sangre. El que hubiese podido ser el mayor pez jamás pescado con una caña, un tiburón blanco de 1500 kilos, no se homologó porque se usó sangre para atraerlo hacia la carnada. Además, existe otra particularidad al respecto, y es que, al parecer, el poder de atracción de la sangre de mamífero es muy superior a la sangre de pescado o ave, al parecer, por la mayor riqueza de hemoglobina en la sangre de los mamíferos, si mal no recuerdo. 

Yo sé que a todos os asalta una duda… ¿Pero, de verdad es tan eficaz la sangre?; Por propia experiencia os diré que sí; Recuerdo una ocasión, pescando en Gran Canaria, en una “Baja”, capturamos tres petos de unos treinta a cuarenta kilos, desangramos a uno de ellos, y cuando nos dimos cuenta, teníamos ya cuatro aletas rondando nuestro barco… en menos de diez minutos. Cuando estábamos ya en combate con un ejemplar de unos 150 kg, estábamos demasiado ocupados para fijarnos en nada más, pero, una ver terminamos –se escapó cortando la línea con la quilla, el muy bandido- nos dimos cuenta que estábamos con ¡Trece aletas a la vista!… Uno de esos gloriosos días en los que hay que dejar de pescar por falta de Cebo; Sí, si, se nos acabaron las carnadas!.  

¿Y cómo conseguimos Sangre?; Bueno, pues hay cuatro opciones; La primera, la más genuinamente “pescadora”, la que practican los auténticos psicópatas de la pesca, es que cada miembro de la tripulación se haga un corte en el antebrazo, como el Capitán Achab en “Moby Dick” y se extraiga medio litro de sangre…. (¡¡¡¡Es Bromaaaa!!!!!!); La segunda también es en Coña Marinera, y sería asaltar el banco de Sangre más cercano… 

En fin, fuera coñas, lo mejor es tener un “contacto” en el matadero más cercano, bien surtido de garrafas de plástico de cinco a ocho litros, y bien “untado” con billetes de diez euros. El Tamaño de las garrafas es indiferente, pero lo que sí es importante es la conservación de la sangre; deberíais meterla en una nevera portátil, con abundante hielo, picado o en cubitos, para evitar en lo posible la coagulación; Por eso, el tamaño de las garrafas, normalmente cinco u ocho litros, debe ir en función de nuestra nevera portátil. 

Y… ¿Qué pasa si no tenemos ningún “contacto”, o no podemos “untarlo” lo suficiente? Pues siempre nos queda la cuarta opción; Pero, cuidado, advierto a todos los intrépidos pescadores que se atrevan con ésta opción, que puede costarles un disgusto con su señora esposa…. 

Se trata de preparar un “compuesto” a base de hígado; Como todos sabéis, el hígado no es más que sangre en estado sólido; Cogeremos un hígado de vaca o de cerdo, lo cortamos en dados más o menos regulares, añadimos agua y lo metemos en el “Turmix” que todos tenemos en la cocina de nuestras casas; Aviso que, la cocina son las “aguas territoriales” de nuestras señoras esposas/madres/suegras, y que la preparación de tan “suculento” manjar no les va a hacer ni pizca de gracia; y más, todavía, si a cada “Batido” le añadimos tres o cuatro sardinas, chicharros o caballas (cuanto más pasadas y pestilentes, mejor). No preparéis poco; como mínimo, 10 ó 15 litros para cada jornada de pesca. Hay quien añade leche a nuestro “sabroso” cocktail; No, no es que la leche atraiga a los escualos, sino que se hace para poder seguir mejor la trayectoria del rastro en la corriente. 

El “mejunje” resultante, no es tan eficaz como la sangre fresca, pero es un buen sistema para atraer a los escualos. Tiene una ventaja, y es que lo podemos congelar, y por tanto, transportar y manipular con facilidad.

Bien, supongamos que tenemos el barco adecuado, el equipo más o menos descrito, y hemos conseguido un “suculento” y atrayente brumeo. Vamos a preparar ahora los aparejos específicos para ésta acción de pesca. Ya hemos dicho que un escualo puede cortar con facilidad un nylon de 80 libras, no sólo con su boca, sino incluso con la piel. Por tanto, prepararemos un hilo de acero de 300 libras, o más, de unos 3 ó 4 metros aproximadamente. Lo cortaremos en dos trozos de 1 metro, empatándolo a giratorios de 2 vías (por supuesto de la misma o superior resistencia), de forma que nos quedarán un tramo de 1 metro, otro tramo de 1 metro, y el final de unos 2 metros. La razón de incluir tantos giratorios es porque, como decíamos líneas atrás, muchos escualos se defienden dando vueltas y girando sobre sí mismos, y de esta forma, evitaremos en cierta medida que los esfuerzos de las torsiones se transmitan al nylon. Al final de esta línea de acero empataremos un anzuelo de entre el 5/0 y 10/0. No es necesario que el anzuelo sea muy grande, al contrario, recomiendo el uso de anzuelos relativamente pequeños, circulares (son más fáciles de soltar por el pescador) y, dato importante, fácilmente oxidables. 

TIBURONMAKO

¿Oxidables?. Si, queridos compañeros, fácilmente oxidables. Os adelanto que vamos a perder bastantes piezas, especialmente al principio. Otras veces, no nos apetecerá embarcar al tiburón, o simplemente, nos dará miedo acercarnos a él. Os aseguro que un marrajo de 3 metros a la banda del barco, amenazándonos con su boca y su cola, no es apto para cardíacos… En muchas ocasiones, como ya he dicho, el animal se irá con un anzuelo en la boca, y en este caso, es mucho mejor para él que el anzuelo se descomponga en 5 ó 6 días, y se caiga solo, que dejarle en la boca un trozo de acero que puede llegar a causarle la muerte. Pensad que, muy posiblemente, ese animal os haya dado una de las mayores alegrías de vuestra vida deportiva, algo que contaréis con orgullo a vuestros nietos, así que hay que ser agradecido con nuestro involuntario compañero de aventuras, y hacerle el menor daño posible. Además, pensad que ese animal, significa que el año que viene habrá quince o veinte tiburoncitos más nadando por ahí…, así que, no seamos malos deportistas y vamos a darle una oportunidad, Ok.?  

Bien, sigamos; Todo este aparejo se conectará al nylon (de resistencia acorde con nuestra caña y carrete), mediante un Giratorio SAMPO, o similar, de 600 libras. Hemos de tener en cuenta que prepararemos, al menos, tres o cuatro equipos de pesca, con sus correspondientes aparejos, y que los fondearemos de la siguiente forma, más o menos:

  • El más cercano, a 5 metros de profundidad, y 20-25 metros del barco.
  • El intermedio, a diez metros de profundidad, y 40-50 metros de distancia.
  •  Los siguientes, seguirán el mismo patrón, cada vez incrementando 5 metros la profundidad y 20 ó 25 la distancia, hasta completar el total de líneas que podamos disponer. No recomiendo usar más de 4 líneas. 

Para regular la profundidad del aparejo (que entre líneas, quitavueltas y cebo, superará ampliamente el kilo de peso, siendo innecesario lastrarlo con plomo) debemos usar algún tipo de flotador, y algún método para fijar con precisión el flotador al nylon. Aquí, ya se sabe que cada “maestrillo tiene su librillo”, y hay muchos inventos caseros; Personalmente, prefiero una botella de plástico vacía (de coca-cola, agua o refrescos similares) y una goma elástica.  Largamos primero el aparejo, ya encebado, y contamos los metros de línea que queremos profundizar. Una vez lo tenemos ya a la profundidad deseada, tomamos la goma elástica, y sujetando uno de los extremos, le damos cinco, seis o siete vueltas (dependiendo de la longitud de la goma) a la línea de nylon. Los dos senos de goma elástica que nos quedan en los dedos, los enlazamos al gollete de la botella, y… A pescar!!!. 

Bueno, creo que me adelanté un poco a los acontecimientos, porque todavía no he mencionado ni hora, ni lugar, ni cebo, ni corriente, ni un montón de cosas más. Ya hemos dicho que los tiburones son animales más activos en las horas nocturnas. Y esta técnica, es especialmente efectiva durante la noche, pero, evidentemente, mucho más incómoda para el pescador, que debe soportar el frío y la humedad en alta mar (por no hablar de los reproches de nuestras parejas, que, en sábado por la noche, ya se sabe…). En horas diurnas, no es que no sea efectiva, pero, el índice de picadas puede caer fácilmente hasta un 25 por ciento sobre las obtenidas en horas nocturnas. 

Hay que tener en cuenta que si vamos a practicar la pesca nocturna, debemos incluir en nuestro arsenal, cápsulas de luz química, para los flotadores, y uno o dos focos portátiles de gran potencia, para poder ver en la oscuridad.

 

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